miércoles, 23 de noviembre de 2011

La paradoja del Bisté a lo pobre

Transito por las calles céntricas de nuestra Lima, ciudad capital, y, a esta hora de la noche, leo los menúes escritos en los pizarrines que exhiben muchísimos sucios y pipirisnays restaurantes, como potaje extra y de fondo Bisté a lo pobre, platillo delicioso… ¿Para los pobres?.
Pero, por qué preguntarse sobre si este platillo peruanísimo es, en efecto, para los pobres si su nombre lo dice textualmente. Entonces, es mejor explorarlo o, en todo caso, puesto que poseo un pésimo paladar, describirlo.
El bisté a lo pobre es un plato extra o “a la carta” (aunque todos los platillos están en el mismo escrito o relación que te presentan los mozos en los restaurantes), es decir, que lo preparan a petición expresa del comensal de turno; este hecho hace que cueste algo más; así, si un potaje económico o “menú” corriente y ordinario cuesta hoy, ocho de enero del dos mil nueve, tres soles cincuenta en moneda peruana, el exquisito bisté vale tres o cuatro veces más.
Ahora bien, veamos qué contiene el plato: un filete de, más o menos, doscientos gramos de carne de res frita (que, en realidad, puede ser churrasco o sancochado, pero bien fileteado y con sólo algunas astillas óseas salpicadas, pasa por bisté); unos trescientos gramos de arroz blanco que, según el restaurante o el cocinero, puede ser “al dente” –por no decir crudo-, graneado y bien preparado –aunque con algunos “soldados”- o casi una mazamorra; una porción generosa de papas, aproximadamente un cuarto de kilo, fritas en el mismo aceite de la carne –deben tener el gustito a res y, además, es “a lo pobre”-; lleva un plátano bellaco bien maduro y bien frito –en el mismo aceite de la carne y de las papas-; un huevo frito “a la inglesa”, es decir, con la yema cruda, o “a lo crolo”, con la yema bien dura –para variar, en el mismo aceite de la carne, las papas y el plátano-. Se sirve el arroz, sobre éste la carne, al costado derecho el plátano, un tercio de plato lo ocupan las papas fritas y, encima, al centro, el huevo frito.
Sumemos:
Carne: dos soles.
Plátano: cincuenta céntimos de sol.
Arroz: sesenta céntimos de sol.
Papas: cuarenta céntimos de sol.
Huevo: treinta céntimos de sol.
Total: tres soles y ochenta céntimos de sol.
Claro, falta añadir el costo de la sazón de la carne, del aceite y del pago del preparador. Asumiendo que todo esto ascendiera a dos soles y veinte céntimos de sol, la ganancia estaría en el intervalo de cinco a nueve soles por plato.
Ya, ya… te pregunto ¿es el Bisté a lo pobre un plato para pobres?. Aparentemente, no.
Sin embargo, luego de una sesuda meditación, pregunto: ¿les dice algo platillos como Tres sabores (un plato de tallarines rojos, cebiche y papa a la huancaína), el Aeropuerto (un plato de tallarines chinos con arroz chaufa, guiso de pollo espesado con chuño, frijolitos chinos guisados y wantán frito), Salchichaufa (un plato de arroz chaufa con pollo broaster algo de papas fritas y hot dog frito y bañado con cátchup, mostaza, mayonesa y ají), juane con tallarines rojos, mazamorra morada con arroz con leche y la cerveza rubia combinada con gaseosa negra?.
Claro que les dice algo. Nosotros, los peruanos de cono, tendemos, gracias a nuestros portentosos sistemas digestivos, a combinar nuestras comidas para forjar otras más ricas. Puro ingenio. Pero quiénes suelen hacer esto. La respuesta: los pobres.
Ya sabemos, entonces, por qué Bisté a lo pobre.

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