viernes, 20 de mayo de 2011

ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN DESPUÉS DE LA PRODUCCIÓN DE TEXTOS

Le presentamos el texto siguiente:

EL FUTBOL NO ES CULTURA
A propósito de un artículo de Jorge Valdano (Fútbol y cultura. El PAIS, 12 de Julio de 1994).
En su intento (totalmente innecesario) de otorgar al fútbol ejecutoria de nobleza hace usted la siguiente afirmación: “El fútbol es cultura porque responde siempre a una determinada forma de ser. Los jugadores actúan como el público exige, de forma que el fútbol se termina pareciendo al sitio de donde crece”.
Identificar el fútbol con la cultura constituye una falacia que, a estas alturas de la película, debería resultar innecesario contestar. La entrada por detrás que le propina a la cultura la materializa a partir de un doble entendimiento, enormemente discutible, de esa palabra tan castigada:
1.- Cultura entendida a la manera posmoderna y ecléctica, según el gusto de los tiempos: todo, en nuestros días es cultural; las creaciones universales del arte, la literatura, el pensamiento, están al mismo nivel que los modelos de un diseñador de éxito, que los spots de publicidad o las corridas de toros.
2.-Cultura entendida como el conjunto de tradiciones, creencias, prejuicios, hábitos, etcétera (en suma, idiosincrasia) de una nación; la disgregación de la cultura (creaciones universales válidas para cualquier época, para cualquier región del globo), en culturas (amalgamas de costumbres, creencias) con idéntica valencia.
Además de los tipos sabios que usted cita, explícita o implícitamente, me permito remitirle a algunos más. Por ejemplo, a Finkielkraut (La derrota del pensamiento, Anagrama, 1987), quien, entre otros ha denunciado con precisión mixtificaciones como la que creo que se desprende de su artículo.
Pero es que, además, el fútbol no necesita de esos padrinazgos. La clase de los intelectuales no es ni más ni menos refractaria al fútbol que otras. Solamente lo demuestra quien en su infancia o su juventud no han tenido nunca la dicha de practicar el regate en corto o el pase en profundidad, o verse jalados por los compañeros tras marcar un gol de cabeza. El fútbol, señor Valdano, no es cultura, ni falta que le hace. Dejemos estar, pues cada cosa en su sitio.
Fernández Martínez “El Fútbol no es cultura”
El País, 8 – VIII - 1994

Ahora responda:
¿Qué tipo de texto es el que se ha presentado?
¿Qué cualidades de forma observas en el texto?
¿Qué cualidades de fondo encuentras en el texto?

Una vez realizadas estas reflexiones, podemos afirmar que en la producción de textos los aspectos esenciales a evaluar son el fondo y la forma. Ahora bien ¿qué es evaluar la producción de textos?.

Evaluar el texto que se produce es recoger datos cualitativos de un escrito en función, primeramente, de sus propiedades, es decir, de la corrección, la coherencia y la cohesión; en segundo orden, los datos a obtener serán de aspectos como la originalidad en el manejo de la expresión y en el desarrollo estructural, claro, ligado al tipo de texto que se escriba. El siguiente paso en el proceso de evaluación es pasar los datos recolectados al instrumento apropiado, en este caso una guía de análisis de la producción de textos, que es una especie de lista de cotejo, para en función de nuestro juicio de expertos determinar la calificación, sea literal o en números de cada aspecto del trabajo desarrollado.

Cada texto tiene su propia estructura según su tipo, es decir, los textos narrativos, argumentativos, expositivos, descriptivos e informativos siguen una estructura lineal, pero los textos narrativos además tienen algunas peculiaridades en su estructura que corresponden al estilo de los autores, por lo que su evaluación debe responder a estas particularidades.

Una propuesta de instrumento de evaluación -Guía de analisis de Producción de Textos- debe considerar los aspectos siguientes:
Cohesión
Coherencia
Corrección Acento
Corrección Signo
Corrección Letra
Originalidad Expresión
Originalidad Estructura
Originalidad Enfoque

Los aspectos que se presentan deberán evaluarse con índices como Logrado, En proceso y No logrado, o numéricamente, asignándoles un valor, según el grado de complejidad de la operación cognitiva que representa el aspecto o, más rápidamente, un intervalo de calificación homogéneo, es decir, asignando puntajes similares a cada uno de los puntos a evaluar.

Los aspectos propuestos pasan a ser los indicadores a evaluar en el texto producido. En términos de redacción pueden formularse del modo siguiente:

El texto presenta una cohesión apropiada o Se emplean apropiadamente los conectores en el texto producido.
Las ideas presentadas en el texto producido contribuyen con la estructuración del tema central.
El texto producido presenta una ortografía del acento correcta.
El texto producido presenta una ortografía de la letra correcta.
El texto producido presenta una ortografía del signo correcta.
El texto presenta originalidad en el manejo de la expresión (recursividad, construcciones, riqueza lexical –puede desmembrarse en cada una de estas ideas-).
El texto producido presenta originalidad en el desarrollo de la estructura (si es el caso de textos narrativos; en otros tipos de texto existe linealidad).
El texto producido presenta originalidad en el abordaje del tema que desarrolla.

Los indicadores que se presentan, se reitera, se deberán ajustar a, primero, lo que se pretende evaluar y, segundo, la naturaleza del texto. Además, puede enriquecerse o ser más específico en los indicadores (presenta con claridad la idea central, presenta diversidad en la caracterización de los personajes, permite la determinación de los ambientes que presenta el texto, permite la determinación precisa del tiempo presentado en el escrito, etc.).

Bibliografía consultada
CORTEZ, María y GARCÍA, Francisco (2010). Estrategias de comprensión lectora y producción textual. Lima, San Marcos.
CARNEIRO, Miguel (s/f). Manual de redacción superior. Lima, San Marcos.
MARTÍN, Gonzalo (2003). Curso de redacción. Teoría y práctica de la composición y el estilo. Madrid, Thomson-Paraninfo
CASSANY, Daniel, LUNA, Marta y SANZ, Gloria (1998). Enseñar lengua. Grao, Barcelona.
LÓPEZ, Carlos y REINA, Esther (2009). Evaluación educativa. EDITUNU, Pucallpa.
VAN DIJK, Teun (1998). Texto y contexto. Ediciones Cátedra, Madrid.

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